Hace tiempo que las barras de los bares dejaron de ser el lugar ideal para urdir el ejercicio perfecto de la venganza. Y han dejado de serlo no sólo por esta maldita pandemia que ha cambiado el curso de nuestras vidas, sino por ese otro virus que se ha colado en nuestro día a día llamado googlear, que nos ha infectado igualmente a todos porque lo hemos convertido en el salvavidas de nuestras dudas.
Pero no nos desviemos de nuestro camino. Lo siento por Google, pero no pienso hablar de él, por mucho que ese gigante de internet ocupe gran parte de nuestras conversaciones. Nuestro particular Goliat se llama Administración y es ella, esta enorme maquinaria burocrática de papeleo (ahora en versión 2.0, 3.0 o cualquier otro dígito), de plazos, vencimientos y términos, el centro de nuestra atención.
Más de un empresario y autónomo ahogado por los retrasos e impagos de ese monstruo ha pensado en la venganza, pero tranquilícense que no llegará la sangre al río. Es hora de invertir ese ajuste de cuentas que siempre hace la Administración con los administrados y tal vez haya llegado el momento de recordar que el tejido empresarial que contrata con la Administración dispone de algunas herramientas para ajustarle las cuentas a Ella (escribo con mayúscula la primera letra por aquello del respeto que debemos profesar).
Desde hace más de tres lustros, la Ley 3/2004 de 29 de diciembre, que establece medidas contra la morosidad en las operaciones comerciales establece los plazos que la Administración debe cumplir en su obligación principal en los contratos, que no es otro que el pago del precio.
A veces podemos pensar que esta ley es otro papel mojado, y no falta cierta razón para afirmarlo, pero ello no impide que por una vez acudamos a esta herramienta para obligar al Goliat administrativo a que asuma las consecuencias del incumplimiento en los plazos de pago y deba resarcir esa demora en el pago, abonando los intereses correspondientes conforme a lo establecido en dicha disposición normativa.
No vamos a aburrir a nadie hablándole de plazos, tipos de interés y formalidades a cumplir, pero sí es hora de recordar que puede que haya llegado el momento de ajustarle las cuentas a la Administración.
Autor del artículo: D. Juan Antonio González Ruiz-Henestrosa. Director de Tarayuela Consultores. Bufete especializado en Derecho Civil, Tributario, Mercantil y Administrativo.