El 16 de mayo se celebra el Día Internacional de la Convivencia en Paz. Algo que, en la actualidad, cobra mucha importancia debido a las continuas disputas entre territorios.
Hoy en día vivimos constantemente rodeados de conflictos y desigualdades en todos los países del mundo. Esto se debe a los desacuerdos y la falta de entendimiento entre espacios geográficos y su incapacidad de resolución de los mismos.
Por lo que, plantearse el objetivo de la convivencia en paz entre todos los territorios parece algo utópico e iluso. Sin embargo, nunca en la historia ha habido tantas herramientas y tantos medios para poder conseguir dicho objetivo.
La ONU (Organización de Naciones Unidas) ha definido los 16 principales objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para el año 2030. Algunos de ellos son:
- Intentar reducir las tasas de mortalidad en todos los países a nivel mundial, reduciendo notablemente toda la violencia en todos los territorios.
- Poner un punto y final definitivo, tanto al maltrato como a la explotación, trata y tortura contra niños y niñas.
- Promover la instauración de Estados de derecho en todos aquellos países que no garanticen la igualdad de acceso a la justiciapara todas las personas.
- Proporcionar acceso a una identidad jurídica para todos, en particular mediante el registro de nacimientos.
- Garantizar el acceso público a la informacióna todo el mundo, además de proteger las libertades fundamentales, de conformidad con las leyes nacionales y los acuerdos internacionales.
- Crear unas instituciones eficaces, responsables y transparentes que se encarguen de garantizar decisiones inclusivas, participativas y representativas que respondan a las necesidades de todos los habitantes.
- Aplicar y promover todas aquellas leyes y políticas que no discriminen y perjudiquen en favor del desarrollo sostenible.
Es decir, la mediación y la diplomacia preventiva son las mejores herramientas para intentar tener una convivencia mundial basada en la paz entre estados.
Para intentar conseguir la paz, todos los países tienen que seguir como norma básica la Declaración Universal de Derechos Humanos, la cual fue aprobada y proclamada por la Asamblea General en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre de 1948.