La lentitud de la administración sumada a la desesperación de la población ha hecho que los ciberdelincuentes vean una gran oportunidad para comercializar con las vacunas en el mercado negro. Ahora no solo algunas personas se han adelantado al turno de vacunación que les correspondía, sino que muchas otras se han interesado por la compra de las vacunas en la dark web.
Según un estudio publicado por Check Point Research (CPR), los anuncios de las vacunas en la dark web han aumentado en los últimos meses. A pesar de que la Europol y la Unión Europea han advertido de los delitos en los que se podría incurrir, la venta ilegal de vacunas se ha disparado.
La vacuna que se empezó a comercializar en la dark web por un precio que rondaba los 250 dólares, ahora es más del doble. El estudio de CPR ha confirmado que los anuncios han incrementado en un 400%. Estos prometen el envío a domicilio de las vacunas de Pfizer, AstraZeneca o incluso Johnson & Johnson, la cual todavía se encuentra en una fase de ensayo. Por eso surge la pregunta: ¿se trata de un fraude?
Venta fraudulenta
Los miembros del estudio hicieron una compra de vacunas en la dark web. Su objetivo era verificar si realmente llegaba una dosis de la vacuna o si, por el contrario, se trataba de un fraude. Para contactar con el proveedor utilizaron la aplicación de Telegram y le pagaron con bitcoins. El uso de esta moneda virtual es frecuente en la dark web porque es descentralizada y el pago no se puede rastrear. Hicieron la compra de una vacuna china por un precio de 750 dólares. Pero, cuando les fue notificado que esta había sido enviada, el proveedor eliminó su cuenta y la vacuna nunca llegó. El estudio confirmó que la gran mayoría de las ventas ilegales de vacunas son estafas, tratándose de dosis falsas o incluso inexistentes.
Delitos
Está claro que los ciberdelincuentes que venden de manera fraudulenta estas vacunas están incurriendo en un delito. Pero, ¿y los compradores? ¿tienen consecuencias legales? Según Javier López, socio de Écija: «La adquisición de medicamentos no estaría penalizado si es para consumo propio, sin perjuicio de que supone un riesgo para la salud, pero sí se estaría cometiendo el delito si se revenden a otras personas”.
El comprador no podría acudir a la comisaría de policía a denunciar que la vacuna no le ha sido entregada. Si esta ha sido comprada con el fin de revenderla, el comprador podría incurrir en un delito contra la salud pública en grado de tentativa. Y hay que advertir que probar que la compra de dosis fuera para consumo propio es complicado. Según afirma Javier López: «El intento de compra y su pago podría constituir una tentativa del delito si se compra para reventa, con independencia de que nunca llegue a recibirse por estar siendo, a su vez, víctima de una estafa».
Además, no hay que olvidar que se trata de un producto que pasa innumerables controles antes de ser suministrado a la población. Según el Real Decreto Legislativo 1/2015 por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, estos deben pasar unos controles sanitarios definidos en la ley. En definitiva, entrar en la dark web no es un delito, pero sí lo es comprar medicamentos y mucho más grave es hacerlo con el fin de revenderlos.
